En el marco del programa “Identidad y Memoria”, Andrea Hernández Hobbas, nieta restituida y familiar de desaparecidos, brindó una charla sobre su historia y búsqueda de identidad a estudiantes de 3° 2° de la sede de Fines de la EP 7 de San Bernardo, en el marco de la materia Comunicación y Cultura.
El programa perteneciente la secretaría de Desarrollo Humano, Cultura y Comunidad de la Municipalidad de La Costa, propone la generación de prácticas educativas que promuevan el análisis crítico del pasado reciente, permitiendo a los sujetos identificar discursos hegemónicos, silencios y omisiones en la construcción de la historia oficial.
A través de la pedagogía de la memoria, convoca a reconocer que las desapariciones forzadas no son un fenómeno exclusivamente asociado a la última dictadura cívico-militar, sino que también atraviesan la historia reciente en democracia.
Dar testimonio de estos hechos, traerlos al presente y transmitirlos en espacios educativos significa reafirmar que los derechos humanos son una lucha permanente y que la democracia no está exenta de deudas, silencios ni complicidades.
Entre los objetivos se destacan: propiciar instancias de reflexión y diálogo sobre la última dictadura cívico-militar y sus consecuencias sociales, políticas y económicas; vincular a la comunidad educativa con testimonios directos de protagonistas de la historia reciente; fomentar la construcción de la memoria colectiva como ejercicio de ciudadanía. Contribuir a la formación ciudadana de jóvenes y adultos en torno a los derechos humanos y la exigencia de justicia.
La historia de Andrea
Andrea Viviana Hernández Hobbas nació el 30 de noviembre de 1972. Su madre, Lourdes Hobbas Bellusci, fue secuestrada el 20 de febrero de 1977 en la vía pública de la localidad de Munro, zona norte del conurbano bonaerense. Posiblemente, haya permanecido detenida en Campo de Mayo. Nelson, su esposo, se encontraba desde 1974 como preso político a disposición del Poder Ejecutivo y en mayo de ese año debió exiliarse. También en Munro, el 5 de julio de 1977, fue secuestrada la hija mayor de la pareja, Beatriz Lourdes, de 16 años, y al día siguiente, en Del Viso, a 30 kilómetros de allí, fue secuestrado otro de sus hijos, Washington Fernando, de 15 años, mientras estaba al cuidado de una pareja amiga.
Tras el secuestro de su madre y sus hermanos, Andrea quedó a cargo de unos compañeros de militancia quienes para preservarla la dejaron al cuidado de una persona conocida en la zona de Beccar, partido de San Isidro. Desde el 5 de julio de 1977 a la niña se la consideraba desaparecida. Si bien el hombre que la había criado no le ocultó su verdadera historia, su esposa la había inscripto como hija propia. El 15 de diciembre de 1998, Andrea se comunicó con Abuelas en busca de datos sobre su familia desconociendo que se la estaba buscando. En mayo de 1999, los resultados de los análisis inmunogenéticos realizados en el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmaron su identidad. Su padre había fallecido pero la joven pudo reencontrarse con su hermano, Esteban, seis años mayor que ella. Su madre y sus hermanos Washington y Beatriz permanecen desaparecidos.



