El trabajo que realiza el padre Elías Cavero Domínguez en La Costa fue destacado por un medio de comunicación nacional, donde hablaron de su obra de “sanación”.
La historia del sacerdote que ganó fama de “cura sanador” y hoy miles y miles de seguidores en todo el país acuden a sus misas de “sanación” fue publicada en el diario La Prensa.
El padre Elías Cavero Domínguez nació en abril de 1953 en Barrientos de la Vega, un pueblito al norte de España, cerca de León. Fue cambiando de destino y llevando esta obra a diferentes puntos del país. Entre 1991 y 2005 fue párroco en la localidad de Santa Teresita, en el partido de La Costa.
En una humilde capilla de Las Toninas este sacerdote da misa cada día de los que su actividad le permite estar en ese lugar. Cuando Elías aparece frente al altar hay algo diferente que flota en el aire, hay como si muchas voces suaves ordenaran a los fieles presentes a fijar la vista en los ojos claros del cura.
Hay decenas y decenas de historias confirmadas de personas que se han sanado después de asistir a las misas de Elías o haber recibido sus manos junto a sus plegarias.
El sacerdote oficia una misa participativa y obliga a los fieles a estar atentos cada vez que detiene su relato y pregunta «¿qué dije?».
En un momento del oficio religioso Elías pide por la salud de los nombres que sus ayudantes anotaron en un papel y luego reza y otra vez repite con insistencia su lema, el que impuso a sus seguidores para andar en la vida: «¡Alégrate!».
Cada día se acercan a su despacho personas llegadas del todo el país con la esperanza de conseguir su sanación o pedir por la de un pariente o amigo. Y él repite convencido de su devoción por la oración: «El problema de hoy es la falta de Fe y si la tienes puedes sanarte».
Tal vez el tiempo demuestre que el padre Elías es un santo y en verdad su enorme fe puede sanar, pero por ahora es un cura muy especial, hijo de labradores en España que explica que la terapia espiritual de Jesús que él enseña a sus fieles «se complementa con el médico, el psicólogo y el psiquiatra. Hay que trabajar en conjunto y sumar a la oración y a Jesús».