El primer residente estable de Aguas Verdes, don Juan de Conti, un piamontés de 85 años, de profesión albañil, pisó por primera vez aquellos médanos el 12 de septiembre de 1966 y sobre esto recuerda: “Llegué junto a mi tío y un peón con un camión a través de la playa. Era un desierto con médanos altísimos. De repente encontramos una construcción de no más de un metro de altura, enseguida le pusimos una chapa como techo y pasamos la primera noche ahí. Como había traído una moto la dejé afuera al lado de la puerta, obviamente no había nadie pero a la mañana siguiente la moto no estaba, había desaparecido. La arena la había tapado por completo”.
Ese refugio, ubicado en Rompehielos General San Martin y Fragata Sarmiento, fue la primera casa en construirse, propiedad de Juan José Gonzalo, quien 4 años después, junto a otro pionero Victorio Bossolasco pusieron a funcionar en el comedor de la misma, el muy recordado primer almacén que tuvo la localidad llamado “Quien Diría” y Don Juan cuenta la anécdota de aquel nombre: “Un puestero de apellido Taylor que trabajaba con la familia Duhau y cuidaba la zona. Pasaba todos los días por el almacén al terminar el día y entre vino y vino siempre decía: Quién diría… que iba a existir un boliche por estos arenales. Tanto lo repetía que decidieron llamarlo así”, recuerda con emoción el pionero.
En aquella época la Sociedad de Fomento que funcionaba en la oficina de la inmobiliaria Vinelli en Capital Federal fue quien se encargó de la forestación plantando 1.000 pinos. Lo que era el ranchito de verano de Don Juan, ubicado en Av. Crucero Gral. Belgrano y Yate Fortuna, frente al pinar donde hoy se encuentra el camping de Aguas Verdes, se convirtió en residencia permanente, a partir de 1971, junto a su mujer y sus tres pequeños hijos.
“Usábamos faroles y veíamos televisión. La luz la teníamos con el molino de viento y la batería de la televisión la cargábamos con un motor naftero”. Cuando venía gente de Buenos Aires era la oportunidad que tenían sus hijos de jugar con otros niños. Poco a poco fueron instalándose otras familias como los Turrín, Bossolasco, Visconti, Giudici, Marangoni y otras tantas más.
Los chicos iban a la escuela Nº 21, que funcionaba en la Sociedad de Fomento de La Lucila, actualmente Escuela Nº 11. Todo hasta que se construyó el camino de la Av. Crucero 9 de Julio, que comunicó ambas localidades, el trayecto lo hacían diariamente por la playa.
Al no estar conectados con otras localidades, aquellos primeros residentes, junto a quienes tenían sus casas de verano, tuvieron que ingeniárselas para subsistir, juntándose y construyendo con gran esfuerzo la Sala de Primeros Auxilios, la Sociedad de Fomento y el Destacamento.
“En el año 72 se puso el teléfono con una torre de 32 metros que por radio se conectaba con Santa Teresita, teníamos una oficina de correo que dependía de Mar de Ajó y hasta ambulancia propia”, dice orgulloso Don Juan de Conti, quien construyó alrededor de 200 propiedades siendo una de ellas la de José Garuti, Capitán de Navío que trajo el primer submarino a la República Argentina.
Aguas Verdes es uno de los pocos lugares de La Costa que tiene un centro cívico alrededor de su Plaza Islas Malvinas, donde se encuentran la capilla Nuestra Señora de la Anunciación, las escuelas, la Sociedad de Fomento, la Sala de Primeros Auxilios y ahora el recientemente inaugurado Polideportivo Islas Malvinas.