Así, cuando un niño llega al centro de salud con los síntomas de la bronquiolitis es atendido por una enfermera capacitada la cual realiza las primeras acciones con el objetivo de determinar si la enfermedad «cede» ante el tratamiento inmediato, que por lo general consiste en nebulizaciones o aerosol con medicación. Luego, el paciente es asistido por un pediatra que determina si debe recibir el alta, ser derivado o internado para ahondar más con el procedimiento de curación.
La Dra. Marta Zuloaga, titular del nosocomio «Arturo Illia», indicó que «las mamás deben de estar atentas ante los siguientes síntomas: si se observa que el niño tiene temperatura, no se prende al pecho como lo hace usualmente, si tiene dificultad respiratoria y el llanto parece agónico, fuera de lo normal, entonces hay que acercarse al médico de cabecera o concurrir al centro de salud más cercano para determinar que no se trate de una potencial bronquiolitis».
La bronquilitis afecta a los más pequeños del grupo familiar, por lo general entre los 0 y 2 años de edad. Esto se debe a que los «bronquiolos» de los niños -que son los conductos por donde transcurre el aire- son de pequeño calibre. El virus produce inflamación en la pared del mismo y genera edema además de abundante producción de moco, lo que lleva a que la luz del bronquiolo disminuya. De esta forma aparecen los primeros síntomas de dificultad respiratoria debido a que el aire no ingresa de la misma manera que en un niño sano.
La enfermedad, desde el punto de vista estadístico, se da más en varones que en niñas, en bebes que no recibieron lactancia materna, que son prematuros de bajo peso al nacer, que viven de manera hacinada y a aquellos que han tenido contacto con una persona enferma de algún cuadro respiratorio en casa, en el jardín o en la guardería.
Fuente: sectorinformativo.com