Actualmente, existe una serie de aparatos que obtienen el sabor de un café de cafetería. Desde que la prensa francesa se creó en 1850, la industria cafetera ha puesto a nuestra disposición una variedad de electrodomésticos que no solo conservan el aroma y sabor de un café tradicional, sino que además ofrecen diferentes opciones para consumirlo.
Entonces, ante las facilidades que la tecnología nos brinda, ¿por qué seguimos visitando cafeterías? Y peor aún, cuando su café no es tan agradable.
Lo mejor de las cafeterías de Buenos Aires no es precisamente su café. De acuerdo con la experta Flor Migliorisi, las cantidades de agua y café son poco tratadas, y tanto los tiempos de extracción coma la higiene de las máquinas son deficientes. El café que se sirve en las cafeterías más populares de Buenos Aires se caracteriza por ser amargo. Además, requiere de unas cucharadas adicionales de azúcar o leche, así como de un acompañamiento de soda o agua para que sea más digerible. En pocas palabras, es feo.
Sin embargo, estos espacios figuran entre las listas de los principales sitios turísticos de la ciudad. ¿A qué se debe este fenómeno?
Estos establecimientos constituyen una reliquia y están llenos de leyendas, historias y acabados detallados, de modo que los visitantes se transportan a otro siglo cuando pisan sus instalaciones. Se trata de la Argentina de la primera mitad del siglo XX.
De acuerdo con Migliorisi, se trata más bien de rendir un “homenaje al pasado”. Esta experiencia es imposible de vivir en cualquier otro lugar.La paradoja del café malo en cafeterías hermosas puede explicarse, de acuerdo con especialistas del tema, en que la gente no visita estos lugares para probar esta bebida.
La experta asegura que muchas historias se guardan en una cafetería de Buenos Aires. Más allá de sentarse a tomar un café que muchas veces no se termina, lo importante es reunirse y conversar de diversos temas. La reunión y el espacio físico son los elementos que más se busca en estos lugares.
Consumo y producción de café en Argentina y la región
La baja calidad del café en los principales establecimientos de Buenos Aires puede ser una de las causas por las cuales Argentina no es un gran consumidor de café. De acuerdo con cifras de la Cámara Argentina de Café, los argentinos toman en promedio 1 kilo al año por persona, cantidad muy pequeña si la comparamos con países como Brasil (6 kilos), Costa Rica (3,6 kilos) o Colombia (1,4 kilos).
De la misma forma, su producción es mínima si la comparamos con otros países exportadores de la región como Perú, Colombia y Brasil. Incluso, países como México logran visibilizarse en el sector con una producción anual de 4,5 millones de sacos que representan el 1,7 % de producción mundial de café.