Desde la Fundación Mundo Marino aseguraron que «fue un procedimiento arduo y riesgoso, pero los profesionales, técnicos y colaboradores de la Fundación y de Mundo Marino lo llevaron adelante satisfactoriamente, superando la presión de la cuenta regresiva ya que implicaba actuar con precisión y rapidez. Para dar un ejemplo,en cuestión de segundos la popa de la embarcación debía desinflarse para que Tuki pudiera deslizarse sin esfuerzo al mar. Y así sucedió. El operativo fue un éxito».
Los antecedentes de reintroducción de cetáceos a su medioambiente son a nivel mundial muy pocos, debido a que las probabilidades de fracaso son muy elevadas. Para lograr su éxito deben conjugarse ciertas condiciones, que en este caso, se presentaron y por ello se decidió llevar adelante la reintroducción: por tratarse de un animal subadulto que sabe cazar por sus propios medios y no depende de alimentación asistida; porque permaneció un corto período de rehabilitación fuera de su hábitat natural, y porque los últimos análisis de laboratorio reflejaron su buen estado de salud.
De todas maneras, esta decisión no está libre de riesgos, ya que el animal podría volver a vararse en la playa. De presentarse este escenario, «estaremos preparados nuevamente para atenderla», aseguraron.
«Tenemos la esperanza de que Tuki encuentre un grupo social y pueda vivir muchos años más aprovechando ésta segunda oportunidad de vida que le dimos. Para ello hemos realizado todo lo que estaba a nuestro alcance, siempre motivados por el amor y respeto que sentimos hacia todos los animales», culminaron los rescatistas.