Norberto Cavaco (62) y Liliana Flores (56) estuvieron 23 días a bordo de un crucero por Europa y al llegar a Nueva Atlantis, donde residen hace cuatro años, fueron amenazados por sus vecinos.
A través de Facebook una vecina publicó: “Esto pasó hoy en la calle Newton. Un operativo a italianos que vinieron de Italia. Dicen que la chica está infectada y nuestros servidores públicos se tienen que arriesgar para evitar que la inconsciencia de algunos nos contagie a todos”. En el video que se viralizó solo se veía al personal de Defensa Civil conversando desde la calle con los moradores de una vivienda.
“¿Por qué no dicen la verdad, si hay casos de coronavirus o no? ¿Qué ganan ocultando?”, se preguntaban otros usuarios en esa red social. La incertidumbre y la falta de información oficial hizo que la paranoia se apoderara del barrio y empezaran los agites virtuales para ir a “prenderles fuego”.
En una entrevista brindada al portal de noticias Infobae, el matrimonio contó que entraron en una crisis nerviosa. Norberto y Liliana son de Ramos Mejía y están instalados desde hace 4 años en Nueva Atlantis.
“Los que nos conocen empezaron a llamarme para decirme que la gente pensaba que éramos italianos y que mi mujer estaba infectada. Trascendió cualquier cosa a raíz de un video filmado por una vecina que no sé ni quién es. Vivimos una situación terrible y entramos en una crisis nerviosa con mi señora. No me tienen por qué escrachar si no saben quién soy”, se lamentó Norberto ante Infobae.
El hombre dijo que a raíz de su llegada de un país considerado “de riesgo” se activó un protocolo sanitario que contó con la participación del personal local de Defensa Civil. “Imaginate que estamos hablando de un pueblo donde viven 400 personas. Por eso, cuando bajan de una camioneta tres personas vestidas como si fuesen astronautas se revolucionó todo el barrio”, señaló.
Más allá de que no presentaban ningún síntoma, les explicaron que debían permanecer encerrados sin tener contacto con nadie y que iban a ser monitoreados permanentemente hasta que se cumplieran los 14 días de su arribo al país.
“Vamos por el día 10 y por suerte no presentamos ni fiebre, ni tos ni nada. Y este domingo ya terminaríamos la cuarentena”, explicó Norberto, más allá de que el presidente Alberto Fernández extendió las medidas de restricción hasta el 12 de abril. Al finalizar ese aislamiento deben continuar con el otro, pero ya podrían salir a la calle a hacer compras por su cuenta.
Como por ahora no pueden hacerlo y nadie quiere ayudarlos por temor a un supuesto contagio, les tocó vivir momentos desesperantes cuando los alimentos que les habían comprado sus hijos (todos viven en Buenos Aires) antes de su llegada empezaron a escasear.
“Al igual que el personal médico del hospital de Mar del Ajó, que nos llama dos veces por día para saber cómo nos sentimos, el subcomisario Pablo Abeleyra también lo hace a diario para preguntarnos si necesitamos algo. Fue ahí cuando le pedí si tenía a alguien conocido para mandarme para que me hiciera las compras porque ya no teníamos ni pan ni leche ni agua”, relató Norberto.
Para su sorpresa, el subcomisario se mostró dispuesto a tenderles una mano y los contactó con uno de sus propios efectivos para que los asistiera. “Lo tengo todo grabado con mi celular. El sargento Dardo vino hasta nuestra casa con la mercadería que necesitábamos. Cuando todos nos dieron la espalda, la Policía de la Provincia de Buenos Aires fue la única que nos ayudó”, se emocionó.