Un águila mora que había sido encontrada en una zona cercana al Faro San Antonio y la Reserva Punta Rasa, en San Clemente del Tuyú, en malas condiciones y con evidentes signos de haber sido adquirida ilegalmente como mascota, volvió a volar tras dos años de rehabilitación.
En agosto de 2018, Luis De Rosa, quien trabaja en el área de servicios del Parque Educativo Mundo Marino, mientras caminaba por un campo cercano al parque, notó bajo la sombra de un árbol un ave rapaz en el suelo.
De Rosa logró transportar el ave directamente al área de rehabilitación de animales terrestres del Parque. Ahí, los técnicos y veterinarios pudieron determinar que se trataba de una hembra juvenil de águila mora (Geranoaetus melanoleucus). “El animal ingresó con una condición corporal muy mala. Estaba bajo de peso y con sus plumas principales cortadas, lo cual evidenció que alguien lo hizo para evitar que levantara vuelo. Además de ser muy dócil, tenía las plumas de la cola manchadas con materia fecal, lo que nos indicaba que estaba en un lugar de dimensiones reducidas. Muy probablemente habría sido víctima del mascotismo o tráfico ilegal de animales silvestres”, describió Néstor Truppa, uno de los encargados del área de rehabilitación de animales terrestres.
En su pata derecha, específicamente en la zona del tarsometatarso, tenía una grave herida producto de una pihuela: “Le había cortado casi por completo la circulación sanguínea hacia sus garras”, sostuvo Juan Pablo Loureiro, médico veterinario de Mundo Marino. Como primera medida se le tomaron radiografías para saber si tenía algún compromiso óseo. Además de evaluar la herida de su pata derecha. “Las radiografías mostraron afortunadamente que sus huesos estaban bien, aunque tuvimos que hacerle una cirugía para remover todo el tejido desvitalizado que tenía en sus almohadillas plantares. El proceso de rehabilitación siguió con numerosas curaciones, suministro de antibióticos y tratamientos para estimular la regeneración del tejido y la curación completa de las garras”, explicó Loureiro.
Su edad pudo ser determinada por el pelaje, dado que antes de llegar a la adultez, su plumaje es de un color amarronado. Luego se va tornando de un color gris oscuro en distintas tonalidades cuando llegan a la edad adulta a los 4 o 5 años.
Después de un año y dos meses de tratamiento, el águila pudo entrar en la etapa final de la rehabilitación. “Una vez que estaba curada, empezamos con ejercicios que estimulaban su recuperación muscular. Estaba claro que nunca había hecho vuelos largos, no tenía la resistencia necesaria y se cansaba muy fácilmente. Respetando sus límites, fuimos estimulando la práctica del vuelo y los saltos verticales para el fortalecimiento de sus garras. Luego de eso, hubo un largo proceso de estimulación de sus instintos para enseñarle a cazar y que pudiera sobrevivir por sus propios medios en la naturaleza”, relató Raúl Berón, cuidador en el área de rehabilitación de animales terrestres del Parque Educativo Mundo Marino. “Fue un esfuerzo muy grande. Ella quería vivir y puso todo de su lado, al igual que nosotros”, agrega.
Finalmente, con la aprobación otorgada por la Dirección de Flora y Fauna de la Provincia de Buenos Aires, el águila mora fue reinsertada a su hábitat cerca del mismo lugar donde fue rescatada en San Clemente del Tuyú, y con la presencia de los mismos cuidadores y veterinarios que la acompañaron durante los dos años que llevó su rehabilitación.