La mujer tuvo una primera etapa de pareja donde la relación fue normal pero, luego del nacimiento de su 3er. Hija –tiene 2 de su anterior pareja-, asegura, empezaron los celos, la prohibición de que la visitara su familia y las agresiones.
“Estuve en pareja cuatro años y los dos últimos fueron tremendos. Precisamente los problemas comenzaron cuando nació nuestra hija. Celos, agresiones, insultos y golpes, muchos golpes”, describe.
La relación continuó “hasta que un día se quiso sobrepasar con una de mis hermanas, un lio impresionante, después mi hermana dejó de venir, yo le seguía reprochando a él y era para que me pegara una y otra vez, después ya lo hizo con mi otra hermana. Yo seguía estando con él porque me vivía amenazando, si yo me iba me sacaba la nena, cosas así, siempre”.
Finalmente, tras irse de la casa, volver y continuar con las agresiones, en enero de 2015 Daniela Barraza decide ponerle un punto final y le pide ayuda a su madre, a pesar de las amenazas por parte de su pareja y suegros, pero al intentar ir por su hija menor no se la entregan.
Tras realizar la denuncia en la Comisaría de la Mujer el 13 de enero, el Juzgado de Paz (expediente 32.140) otorgó la exclusión del hogar del denunciado, la prohibición de acercamiento en un perímetro de 200 metros y la entrega de la menor.
Aunque parecía que la situación llegaba a su punto final, esto no fue así. Ya viviendo en su casa, junto a su hermana y su cuñado, en un momento que ellos no estaban, Marcelo Lyardet ingresó por la ventana del baño y tras agarrarla del cuello, la llevó hasta ese lugar y abusó de ella, según consta en la denuncia que Daniela realizó ese día. En ese momento, le dijo “hoy es esto, la próxima vez que te vea te mato”.
Tras lo sucedido, se comunicó con la hermana y la madre y realizaron una nueva denuncia a partir de la cual la policía científica pudo tomar muestras en el lugar. A partir de ese momento, cuenta Daniela Barraza, su ex pareja estuvo desaparecida hasta agosto cuando se entregó y, luego de estar alojado unos días en la comisaría de Pinamar, fue trasladado a la Unidad de Batán.
“En diciembre recuperó la libertad. Anda con una tobillera magnética a 400 metros de mi casa, pero ya en la cárcel me había mandado a decir que me iba a mantar. ¿Qué tengo que esperar?”, cuestiona.
Al tomar conocimiento del beneficio legal que tenía Marcelo Lyardet, la joven fue a la fiscalía pero le dijeron que estaban en feria judicial. “Este tipo viene, me mata y no podemos hacer nada porque estamos en feria”, sentencia.
Daniela Natalia Barraza afirma: “No quiero vivir más con custodia, 8 meses viví así, ¿Por qué tengo que vivir yo como una presa?”.