Su obra:
En un libro sobre Estética Taoísta leí que “la poesía china se caracteriza por la reticencia, el poeta sugiere sin decir del todo”.
En su haber hay carbonillas, óleos negros de calidad fotográfica. Como argentino, no esquivó la milonga, las escenas urbanas sugeridas, puertos con intento de pinceladas quinquelianas, paisajes que combinan la abstracción y lo figurativo, otra vez escenas urbanas en las que el pincel apenas roza la tela, vistas a través de una gasa que las hace despojadas, retratos, interiores abocetados que evitan el detalle realista, es decir, va dejando sus huellas sobre la tela o el papel demostrándonos la importancia que tiene en su vida el acto de pintar.
En esta serie hay un gran espacio, un vacío, tratado no como algo que hay que llenar sino como aquello que va a dar nacimiento a la forma.
En ese espacio, Rocca instala al hombre. Ha capturado el instante en el que éste se detiene, en el que corre, en el que camina acompañado por el ser que ama, fundiéndose en un solo ser.