La secretaria general, Sonia Valent, expresó que “esto comenzó el 15 de diciembre cuando empezamos a hacer la transición. Los primeros días me dijeron que había una deuda de los afiliados de 88 mil pesos, había más de 20 compañeros nuestros que estaban excedidos en las cuentas. Durante la transición le pregunto a Mónica Lugones (integrante de la anterior comisión) por los bonos amarillos y me dijo que no se encontraban en la institución, que los tenía el contador. Le pregunté quién debía con esos bonos. Me dijeron que tenía una deuda ella y el secretario general, que aún no sabían cual era el monto y databa de 2012 y 2013″.
Dentro del manejo administrativo del gremio se prevé el uso de dos tipos de bonos. Por un lado los de color blanco que son los que sirven para que el abonado compre sin dinero reintegrando el importe tras su débito del haber mensual. Los segundos son los de color amarillo que sirven para comprar al igual que los blancos pero que son respaldados por el dinero que el STM tenga en caja, o sea que no se emiten si no hay dinero que avale su emisión. Uno de los orígenes del desfasaje económico surge del uso indiscriminado de estos bonos.
Continuando con la descripción de la situación, Valent continúo: «Lugones dejó 29 mil pesos. 20 mil según dijo de la deuda 2012 y 9 mil de la cuenta de 2013. El secretario general entregó 22, 12 mil en noviembre sin hacerle un comprobante de pago y 9 mil a fines de diciembre. En el momento de la transición que yo estuve acá, el secretario general nunca se acercó. Solo una tarde en la cual comunicó que tenía una deuda que no podía pagar. Hasta el día de la asunción que se presentó, me dijo que él estaba quebrado, en ese momento -a groso modo- Nora Fabiani había sacado la cuenta de 55 mil pesos. Hicimos la transición, pasamos los libros».
«El 3 de enero fuimos a Mar del Plata a inscribirnos y nos encontramos con que no habían hecho correctamente los papeles, tampoco en el Ministerio y corríamos el riesgo de ser intervenidos o bajar la lista y quedar todo en foja cero. Entonces llenamos los papeles correspondientes, el día 6 concurrimos con Natalia Paliza (encargada de finanzas) a buscar los dos cheques a la intendencia, sumaban 410 mil pesos, es la cuota sindical más lo que usan de proveeduría nuestros afiliados. Le pido a Florencia que estaba en el banco que saque un extracto bancario antes de depositar los dos cheques. En ese momento había menos de 100 mil pesos, depositamos los cheques. Estuvimos 10 días yendo y viniendo al banco porque de esos 410 mil a las 48 horas teníamos 74 mil. Hicimos un seguimiento hasta que quedó la cuenta estable en 70 mil. Nos quedaba una proveeduría para pagar de 370 mil pesos y una deuda teóricamente de 33 mil, habían dicho ellos», agregó la secretaria general del STM.
«2 meses nos llevó saber la verdadera deuda. Tuvimos reuniones con la comisión que salió y el contador Sarobe. Los comprobantes de los gastos que hace referencia la señora Fabiani de la construcción y los de la inauguración de nuestro salón, están todos porque acá la única manera que se paga es con cheques. Los originales están en la justicia. Tenemos los cheques emitidos para esas órdenes de pago que ella tenía en su poder y que el miércoles pasado los dejaron en la fiscalía, no sabemos si son los originales. Nosotros intimamos el 5 de febrero para que nos trajeran la documentación final, no la trajeron. Nos contestaron con una carta documento el día 10, la cual aduce que la caja que falta esta a nuestra disposición en el estudio del contador Sarobe. Pero la tiene que traer ella al sindicato, porque es documentación del sindicato. En esa caja había órdenes de pago referente a la obra», comentó la gremialista.
Días más tarde, los supuestos responsables del desfasaje entregaron a los medios de comunicación una nota donde dan su parecer acerca de la situación, con lo cual se podrán determinar otros matices relacionados con el faltante de dinero.