La comunidad del Partido de La Costa acompañó a la familia de Darío Jerez al cumplirse 20 años de su desaparición.
En esta oportunidad, se realizó una marcha desde calle 8 y 32 hasta calle 3 y Diagonal Jerez de Santa Teresita. La familia encabezó la movilización en reclamo de verdad y justicia y fueron acompañados por cientos de vecinos y vecinas llevando una bandera argentina.
En la esquina de calle 3 y 29 se montó un escenario donde se presentaron distintas expresiones artísticas y, además, la familia de Darío dejó su mensaje a la comunidad.
En primer lugar, Julián, uno de sus hijos expresó: “No miren a estos cuatro, que hace 20 años éramos cinco, como gente que hay que consolar, lamerle la herida o darle palmaditas en la espalda. Estos cuatro y el quinto que falta son la carne viva de un cartel de advertencia de lo que puede pasar cuando los climas de mierda ganan terreno. Nadie tiene que sufrir la desaparición de nadie y no podemos dejar que nos ganen de a poquito”.
Luego fue el turno de Viviana Zubiaurre de Jerez, quien agradeció la presencia de la comunidad y recordó: “Hace 20 años nos encontrábamos en este mismo lugar, pero en una situación diferente. Con hijos pequeños, con desorientación, con desesperación, con amigos que no resultaron tales, con la familia con un apoyo incondicional y con las autoridades especulando”.
“Aprendemos a vivir con la pena y el dolor de no saber, pero con la firme convicción de que nada ni nadie nos pararía en la búsqueda de verdad, porque a Darío la tierra no se lo tragó, porque la tierra no se traga a nadie”, remarcó.
Viviana señaló que “por un lado, hace 20 años hubo funcionarios policiales con egos y mezquindades, que nos y me llevaban de aquí para allá, diciendo mucho, pero haciendo poco; aunque también es necesario decir que algunos nos brindaron humanidad”.
Darío Jerez tenía 40 años, era repartidor de productos Arcor y gestor crediticio de Santa Teresita. Fue visto por última vez la mañana del 25 de octubre de 2001 luego de concurrir a un negocio a realizar un cobro, en la esquina de 29 y 3.
Había llegado solo, conduciendo su Ford Fiesta, con muestras de nerviosismo e inquieto de acuerdo al relato de testigos. Dejó las llaves puestas en el vehículo, su suéter amarillo en el asiento del acompañante, un paquete de galletitas y el cargador del celular en el piso.
Al salir del comercio se encontró con un hombre con el que conversó durante unos minutos para luego subirse a su auto y aguardar una hora dentro de él. Detrás suyo estacionó otro vehículo con dos personas a bordo. Eso fue lo último que se supo de él.
A 20 años de su desaparición el pedido de verdad y justicia sigue vigente en toda la comunidad del Partido de La Costa.